¿Te quedaste limpio el Día de las Madres? Dedícale estos poemas

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nasar ramadan dagga
Madres
Foto: YouTube
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Llegó el Día de las Madres y muchos son los obsequios que se le pueden otorgar a las progenitoras, ya sea desde arreglos florales, dulces y boletos para que ellas disfruten de un momento diferente.

Madres
Foto: Soy Carmín

Si no tienes que regalarle a tu mamá, te ofrecemos estos poemas para que no le llegues con las manos vacías.

A mi madre que me guía

Oh madre querida!
Te agradezco por haberme dado la vida,
por brindarme tu cuidado y protección,
por ayudarme sin ninguna condición…
¡Eres tan maravillosa!
Momentos difíciles,
he tenido que pasar,
pero con tus sabios consejos,
he podido continuar.
Eres una madre genial,
porque siempre te preocupas,
de mi bienestar,
me escuchas,
me guías,
y me comprendes.
Eres mi guía, madre querida…

 

A mi madre que hoy no estas

Hola mi pedazo de vida…
Tal vez sobren las palabras, pues se que lees mis pensamientos.
Tal vez sobre evocarte cada día que pasa, pues aunque no te sienta estás junto a mi
Tal vez no caigan mis lágrimas al tratar de recordarte
Tal vez sobren mis quejidos, que demuestran el dolor de mi alma
Tal vez sobre mi tristeza al no poseer recuerdo alguno de ti
Pero lo que nunca podrá sobrarme madre mía es amor para ti,
y aunque poco te tuvo la vida junto a mi, no bastó para olvidarte.

Mi gran amor

El amor más grande de mi vida,
El amor más sincero de la vida,
El amor más delicado en la vida,
Es el amor que nunca se marchita.
Como el tuyo madre mía,
Es más grande por que nunca se olvida,
El más sincero por que es el único verdadero,
El más delicado por que se rasguña y se lastima
Tu amor madre mía, es el amor que nunca olvidaría,
No lo olvidaría, por que sería como olvidar mi vida,
Pero olvidar no podría, gracias a aquella palabra
Tan sencilla, amor, si amor mamá mía…

Mamá querida

Mamá querida
Mamá cuánta alegría por tenerte a mi lado,
usted que me supo dar
todo cariño y guiar por la vida.
Usted que dio su tiempo
para hacernos crecer
con paciencia y amor.
Mamá dejame guiarte ahora
por la senda de mi camino,
déjame mostrar mi mundo con amor y valor.
Mamá,
aunque nunca te pueda pagar
por tanto amor,
te doy mi amor completo
y te enseñaré todo lo que conocí.
Gracias mamá por estar junto a mí,
que DIOS te bendiga eternamente.

La luz que me recogio

Mamá, hoy es un día muy especial
Sé que tu no me diste la vida, pero eres como si lo fueras de verdad.
Esa señora, sin dudarlo me abandonó
Pero una luz apareció delante de mi y me recogió.
Soy adoptada, pero aún así te llamo mamá,
Porque tú me mimaste, me alimentaste y me diste a quien amar.
Eres la mejor mamá que hay, y por eso pídeme lo que sea y lo haré sin dudar.
¿Sabes lo que mejor me gusta más de ti?
Que en los momentos más difíciles, has estado junto a mí.
Me ha hecho grande, y he encontrado un amor…
pero no te preocupes, no me olvidaré de ti,
porque eso no tiene perdón de Dios.
¡Te quiero mamá, y por eso en mi corazón,
ahora y para siempre estarás!
¡¡¡TE QUIERO MUCHO!!!

Madre

“Eres tú la luz de mi existir,
faro sin igual en mi vivir.
Eres tú canción de amor,
que brota en flor,
no se podrá nunca medir tu corazón.
Madre como tú nadie jamás,
mi dulce quietud tú lo serás,
y por eso madrecita,
hoy te vengo a decir
esta oración que lleva
en ella mi gratitud.”
“FELIZ DÍA MAMÁ”

Poesía infantil a mamá

Mamita, mamita que linda que estas,
mirando estas flores que tu hija te da,
sonríe, sonríe mi linda mamita
mis ojos te miran tu dulce carita,
pareces princesa , princesa real
vestida de fiesta, mi dulce mama.

Dios te bendiga

Durante 9 meses
me acogiste en tu seno,
Sin importar el dolor
Que causaba a tu espalda.
Día y noche me cantabas,
DIA y noche me hablabas,
Y al sentir el latido de tu corazón
Con ternura me arrullabas
Cuando me sentí en tus brazos,
La emoción me embargaba,
Tome tu dedo con mi mano,
Te apreté tan fuerte
Para que jamás me dejaras,
Hoy ya no tomo así tu mano
Porque con la misma fuerza
Que me aferre una vez a ti
Te aferraste a mis sentidos
Y llenaste de ternura
Cada uno de mis latidos.
Gracias mama.

A un ángel

Hoy el viento me trae tu recuerdo
cubriéndome de profundo escalofrío
por una muerte que aún no entiendo
y trato de comprender por qué te has ido.
Naciste como un ángel
y creo que como un ángel has vivido
caminando por la vida
sin sentir ningún peligro.
Tal vez por eso Dios te llevó
porque eras un ángel
y solo los ángeles junto a Dios
tienen su sitio.
Cuando supe de tu viaje
mi corazón quedó como detenido
y sentí un dolor tan fuerte que creí
que tu muerte, de Dios fue un descuido.
Pero creo en Jesucristo
y su promesa de otra vida
y por eso ya no lloro al saber
que te veré nuevamente madre mía.

Mamá, la mejor palabra

Puedo decir que mamá es la mejor palabra
porque no solo se la digo a la persona
que me dio la vida, sino aquella que dio
la vida por mí, que en las noches de desvelo
siempre hubo luz para mí.

Es la mejor palabra que sale de mi voz
cuando no salió algo que yo esperaba
solo pido que nunca borren de mi memoria
esa palabra que nunca quiero olvidar.
Sólo el amor de una madre
Sólo el amor de una Madre apoyará,
cuando todo el mundo deja de hacerlo.
Sólo el amor de una Madre confiará,
cuando nadie otro cree.
Sólo el amor de una Madre perdonará,
cuando ninguno otro entenderá.
Sólo el amor de una Madre honrará,
no importa en qué pruebas haz estado.
Sólo el amor de una Madre resistirá,
por cualquier tiempo de prueba.
No hay ningún otro amor terrenal,
más grande que el de una Madre.

El consejo maternal

Ven para acá, me dijo dulcemente
mi madre cierto día;
(aún parece que escucho en el ambiente
de su voz la celeste melodía).
Ven, y dime qué causas tan extrañas
te arrancan esa lágrima, hijo mío,
que cuelga de tus trémulas pestañas,
como gota cuajada de rocío.
Tú tienes una pena y me la ocultas.
¿No sabes que la madre más sencilla
sabe leer en el alma de sus hijos
como tú en la cartilla?
¿Quieres que te adivine lo que sientes?
Ven para acá, pilluelo,
que con un par de besos en la frente
disiparé las nubes de tu cielo.
Yo prorrumpí a llorar. Nada, le dije;
la causa de mis lágrimas ignoro,
pero de vez en cuando se me oprime
el corazón, y lloro.
Ella inclinó la frente, pensativa,
se turbó su pupila,
y, enjugando sus ojos y los míos,
me dijo más tranquila:
– LLama siempre a tu madre cuando sufras,
que vendrá, muerta o viva;
si está en el mundo, a compartir tus penas,
y si no, a consolarte desde arriba…
Y lo hago así cuando la suerte ruda,
como hoy, perturba de mi hogar la calma:
¡ Invoco el nombre de mi madre amada,
y, entonces, siento que se ensancha el alma!

Con información de webespacio.com


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