¡Feliz Halloween! Conoce el origen del Día de Brujas

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1998
nasar ramadan dagga
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Foto: Referencial
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Sin duda alguna cuando se habla de Halloween o Día de las Brujas, se piensa en disfraces, máscaras, fiesta, dulces y niños, pero estas fechas no siempre fueron festivas ni alegres y que los ritos que se practicaban durante la noche tenían un carácter purificador y religioso.

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Foto: Referencial

El 31 de octubre es una fecha asociada con los muertos, las almas en pena, las brujas y los hechizos. Estas características se deben a su cercanía con el Día de los Difuntos, que se conmemora en la primera semana de noviembre.

Históricamente, el Halloween como práctica de encuentro y reunión fue heredada de los celtas ingleses. Para los cristianos, este nombre se deriva de la palabra All Hallows E´en o víspera del Día de Todos los Santos.

 ¿De dónde proviene esta tradición?

Las costumbres tuvieron su origen en las celebraciones de año nuevo de los druidas y los romanos. Como en otros festivales de año nuevo, en esta fecha los muertos volvían a estar entre los vivos. Los celtas hacían sacrificios humanos y de animales en honor al dios Samhaím, señor de la muerte.

Durante la ceremonia los celtas se disfrazaban con las pieles de los animales sacrificados, para sacar del pueblo a los demonios que los visitaban y poder regresar a la normalidad al día siguiente. Con las cenizas y restos de los sacrificios hacían un rito para conocer lo que sucedería en los siguientes meses.

Asimismo, se celebraba el “sabbath” o fiesta de brujas. En ella, las brujas y los brujos se reunían para ofrecer sacrificios a Satanás, señor de la muerte, mediante ritos, actos sexuales y muerte. En la Edad Media se quemaban gatos negros por creerlos amigos de las brujas.

Por su uso y familiaridad, hacen parte como ejemplos representativos del Halloween los siguientes símbolos:

Las calabazas

Las calabazas cortadas en forma de caras grotescas e iluminadas con velas por dentro se originaron en los juegos de los niños irlandeses, quienes usaban papas y nabos para tal fin, y hoy en día son elementos que no pueden faltar en estas celebraciones.

Los fantasmas

La costumbre de prender linternas y vestirse de fantasmas se originó de una antigua leyenda irlandesa. En Irlanda e Inglaterra ahuecaban remolachas y papas para usarlas como linternas. Luego que esta costumbre llegara a América, comenzaron a usarse las calabazas.

“Trick or Treat”

La víspera del 31 de octubre, los celtas iban por los vecindarios, recogiendo ofrendas para la fiesta. Llevaban puestos disfraces, máscaras, faroles y bastones con una punta muy afilada. En cada casa pedían una ofrenda determinada (treat). Si era negado, el celta usaba el bastón para hacerles daño (trick). Trick, significa truco o maldad y Treat, obsequio o regalo.

Disfraces

El uso de disfraces tiene sus orígenes en los ritos de magia y en las ceremonias de muchos pueblos primitivos. El disfraz era un símbolo del espíritu que se deseaba invocar.

Los gatos negros

Los celtas creían que los gatos negros eran sagrados, que habían sido seres humanos y que por haberse inmiscuido en malas obras se les había convertido en animales.

Las brujas, reinas del aquelarre

Lejos de ser mujeres con verrugas, algo sucias y que surcan el cielo montadas en una escoba, las brujas también pueden ser jóvenes bellas que utilizan sus conocimientos para hacer el bien a su comunidad.

“Brujas, fascinación y misterio ¿Seductoras perversas o encantadoras seducidas?”, es el lema bajo el que se desarrolló el congreso, donde llegaron algunos conocedores del proceso masivo por brujería llevado a cabo en Triora en 1588.

Caza de brujas

En esa localidad de la Liguria, conocida por ser la “Salem italiana”, hace más de cuatro siglos fueron quemadas más de cuatrocientas mujeres, acusadas de brujería, lo que ha otorgado a esta zona del norte del país una fama secular de actuaciones fuera de lo normal, bien aprovechada desde el punto de vista turístico.

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Foto: Referencial

Los expertos en brujería coincidieron en que las mujeres que en la Edad Media eran consideradas como tales no tenían necesariamente el sentido negativo con el que han pasado a la posteridad y que incluso eran conocidas por hacer el bien a quienes les rodeaban.

Así, en años oscuros de pestes, hambrunas y guerras, las “brujas buenas” curaban a los enfermos con hierbas, ayudaban a las parturientas a dar a luz y enlazaban parejas gracias a sus “filtros de amor”.

Conjuros de amor

Estos últimos no eran nada espectacular ni especialmente misterioso, sino perfumes que, en tiempos en los que la higiene no estaba muy extendida, permitían a las mujeres atraer la atención de los hombres.

Eso sí, los filtros debían ser preparados la noche del viernes con la luna en cuarto creciente, e incluían ingredientes como madera de abeto en polvo, ámbar, pétalos de rosa, sándalo y violetas, todo ello sabiamente mezclado.

Como contraste, también podían elaborar una pócima para los casos que reclamaban venganza y entonces debía prepararse un martes, con sangre de dragón, polvo de planta rutácea, granos de pimienta molida, una pizca de azufre y otra de limadura de hierro, todo ello mezclado y guardado en una cajita de metal.

Algunos de estos productos empleaban hierbas peligrosas para la salud, según el farmacéutico Giorgio Giordani, quien confirma que algunas pociones eran usadas contra la frigidez femenina y la impotencia masculina, pero también como remedio contra la gripe.

Con información de El Espectador 

 

 

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