O bien fueron detenidas por denunciar o bien acudieron a las autoridades para denunciar un delito. En todos los casos, dijeron, sufrieron abusos sexuales por parte de los funcionarios que habían jurado protegerlas.
Ya sean víctimas de delitos, testigos o acusadas, las mujeres que se enfrentan al sistema de justicia penal egipcio corren el riesgo de ser apartadas y desnudadas, manoseadas, pinchadas y violadas.
Este trato es ilegal, pero en este país autoritario y patriarcal, no hay casi nada que puedan hacer al respecto.
Estas mujeres, que hablaron públicamente por primera vez, describieron violaciones sexuales que, según ellas, se cometieron en comisarías, cárceles y hospitales.
Algunas se produjeron durante los registros rutinarios de la policía o los guardias de las prisiones, dijeron las mujeres. Otras fueron llevadas a cabo por médicos contratados por el Estado a los que se les ordenó realizar exámenes físicos invasivos, incluidas las llamadas pruebas de virginidad.
Abuso sexual a mujeres en Egipto
No hay datos públicos sobre el número de estos incidentes, que según los grupos de derechos humanos pueden constituir tortura y agresión sexual. Y las mujeres en Egipto rara vez los denuncian porque las víctimas de agresiones sexuales suelen ser rechazadas y despreciadas.
Pero grupos de la sociedad civil, expertos, abogados y terapeutas afirman que hay suficientes pruebas anecdóticas que sugieren que ocurre con frecuencia.
The New York Times encontró una docena de mujeres que relataron experiencias similares. La mayoría habló de forma anónima, por miedo a ser detenidas y por temor a estigmatizar a sus familias.
En general, los funcionarios del gobierno han desestimado y negado los relatos de abusos sistemáticos, insistiendo en que están llevando a cabo registros estándar que son legales y necesarios en las investigaciones o para mantener el contrabando fuera de las prisiones.
Funcionarios del Ministerio del Interior, que supervisa a la policía y las prisiones, y de la Fiscalía no respondieron a las solicitudes de comentarios.
Sin embargo, un agente de policía, que trabajó durante años en una comisaría y en una prisión, dijo que los abusos sexuales contra las mujeres por parte de las autoridades judiciales estaban “en todas partes”. Hablando bajo la condición de anonimato porque temía represalias, dijo que el objetivo no era reunir pruebas o buscar contrabando, sino “humillar su humanidad”.
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