En los últimos 15 días, los avances talibanes han expulsado a más de 5.600 familias de sus hogares, la mayoría de ellas en el norte del país, según el Ministerio de Refugiados y Repatriaciones del gobierno.
En el campamento de Istiqlal, una familia tras otra, todas ellas de la minoría étnica hazara, contaron que los comandantes talibanes utilizaron tácticas de mano dura cuando invadieron sus pueblos y aldeas, lo que hace dudar a muchos de sus persistentes promesas, en medio de las negociaciones, de que no repetirán su duro gobierno del pasado.
Yaqub Maradi huyó de su pueblo de Sang Shanda, no lejos de Abdulgan, cuando llegaron los talibanes. Dijo que intentaron intimidar a los aldeanos para que se quedaran. El hermano de Maradi y varios miembros de su familia fueron detenidos, “retenidos como rehenes para que no se fueran”, dijo.
Avance de fuerzas talibanes en Afganistán
En las zonas que controlan, los talibanes han impuesto sus propias tasas e impuestos. Ashor Ali, un camionero, dijo a The Associated Press que paga a los talibanes un peaje de 12.000 afganis (147 dólares) por cada carga de carbón que lleva desde una parte de la vecina provincia de Samangan, controlada por los talibanes, hasta Mazar-e-Sharif. Eso supone más de la mitad de lo que gana con cada transporte.
Los talibanes asisten a conferencias internacionales e incluso envían a sus ex ministros en misión a Afganistán desde Qatar,;donde tienen una oficina política, para asegurar a los afganos que no tienen nada que temer;de ellos, especialmente de las minorías. El grupo sigue defendiendo el régimen islámico, pero dice que sus métodos y principios son menos severos.
Pero si es una cara más amable la que quieren mostrar, los residentes que huyen dicen que parece que muchos comandantes;talibanes sobre el terreno no han recibido el mensaje o no están escuchando.
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