Para sentir terror al que se refiere el filósofo surcoreano, Byung Chul Han se requiere el sentido de la individualidad. Si nos sentimos cómodos con la multitud, repitiendo los mismos gestos, entonces no lo identificamos. Lo que quiere decir que tal vez formemos parte de ese terror, que seamos sus pavorosos artífices.
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En su libro “La expulsión de lo distinto”, Byun Chul Han, quien es experto en estudios culturales ejemplifica esta aplastante uniformidad. Las masas preocupadas por sus idénticas poses en los selfies esperando por los me gusta para sentirse gente. Los que entran en Facebook y sólo se relacionan con otras personas que son iguales.
La advertencia de Byung Chul Han
Este es el mundo donde impera el terror de lo igual. “Los tiempos en los que existía el otro se han ido”, dice Byun Chul Han al comenzar su libro. Pero no hay nadie detrás empujando a hacer este tipo de cosas: es uno mismo. La presión viene desde el propio interior del sujeto.
Uno de los elementos principales que hace a este mundo tal y como es el terror a lo distinto. Y de los nuevos terrores nacen nuevas violencias que empezamos a vislumbrar pero que todavía no somos capaces de comprender completamente.
Asistimos a la expulsión y a la eliminación de lo distinto pero sin represión. El Poder ya no necesita oprimir, ni reprimir, ni censurar, ni restringir. No hay temor a la libertad porque no hay contrapeso. Byun Chul Han sostiene que nunca antes un poder hegemónico controló a una humanidad tan dócil como la de ahora.
Somos libres y dóciles
Cuando la revolución digital se encargó de inflar el ego del ser humano medio. Éste usa esa libertad para elegir la marca de su móvil, a qué video de gatitos da el “me gusta”. También es libre de decidir contra quién dirige su indignación en las redes sociales. El narcisismo manifestado a través de Internet y las redes sociales, hacen imposible una contra-respuesta racional y adecuada al Poder.
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El rechazo a la alteridad no sólo puede verse, dice Byun Chul Han en la comunicación de las redes sociales. En acontecimientos recientes también se aprecia este intento de eliminar al otro y a lo distinto del mundo. Todos las manifestaciones racistas así lo demuestran. Las sociedades insisten en subsistir dentro de un algoritmo que les asegure el encuentro con lo similar. Lo otro, lo extraño, lo de otro color, rompería la tensa burbuja de la igualdad.
