En una audiencia del Senado sobre los esfuerzos para combatir el COVID-19 el mes pasado, el senador Rand Paul, de Kentucky, preguntó al Dr. Anthony Fauci si los Institutos Nacionales de Salud habían financiado la investigación de “ganancia de función” de los coronavirus en China.
“La investigación de ganancia de función, como usted sabe, consiste en exprimir los virus animales naturales para infectar a los humanos”, dijo el senador.
Fauci, el mayor experto en enfermedades infecciosas del país, rechazó rotundamente la afirmación: “Senador Paul, con el debido respeto, está usted total y completamente equivocado, ya que los NIH nunca han financiado ni financian ahora la investigación de ganancia de función en el Instituto Wuhan”.
Este intercambio, y el fragmento de jerga científica en el que se basa, ha cobrado fuerza en las últimas semanas, generalmente por parte de personas que sugieren que el coronavirus fue diseñado, en lugar de haber saltado de los animales a los seres humanos, la explicación favorecida por la mayoría de los expertos en coronavirus. El alboroto también ha llamado la atención sobre un debate de una década entre los científicos sobre si es demasiado arriesgado permitir ciertas investigaciones de ganancia de función.
Debate por el origen del coronavirus
Espoleado por algunos experimentos controvertidos sobre la gripe aviar en 2012, el gobierno de Estados Unidos ajustó sus políticas de supervisión de ciertos tipos de estudios sobre patógenos. Pero algunos críticos de la comunidad científica dicen que la política es demasiado restrictiva y que su aplicación ha sido poco transparente.
Lo que está en juego en el debate no podría ser mayor. Una investigación demasiado escasa sobre los virus emergentes;nos dejará sin preparación para futuras pandemias. Pero si se presta poca atención a los;riesgos de seguridad, aumentarán las posibilidades de que un patógeno experimental se;escape de un laboratorio por un accidente y provoque un brote propio.
A lo largo de los años se ha demostrado que el equilibrio entre los riesgos y los beneficios de la investigación es un reto inmenso. Y ahora, la intensidad de la política y la retórica sobre la teoría de la fuga de laboratorios;amenaza con dejar de lado los debates detallados sobre política científica.
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