El expresidente de Argelia Abdelaziz Bouteflika, que gobernaba el país entre 1999 y 2019, ha muerto a los 84 años, ha confirmado este viernes la Presidencia del país africano. El exmandatario apareció en público en escasas ocasiones desde que sufrió un derrame cerebral en 2013.
Fue veterano de la guerra de la independencia de Argelia y renunció a su cargo del jefe de Estado hace dos años, después de las masivas protestas y bajo la presión del Ejército. El descontento popular se debió a sus planes de postularse para el quinto mandato presidencial.
Su estado de salud era frágil desde que sufrió en el 2013 un derrame cerebral que mermó sus facultades físicas y que le llevó a no hablar en público y a desplazarse en silla de ruedas. Una imagen de fragilidad que contrasta con la dureza con que dirigió Argelia, siempre de la mano del ejército.
Desde su caída en abril de 2019 bajo la presión del ejército y la calle, Buteflika había permanecido encerrado en la soledad en su hogar de ancianos en Zeralda, al oeste de Argel. Su renuncia tras 20 años en el cargo se volvió inevitable tras semanas de protestas masivas contra su deseo de postularse para un quinto mandato de cinco años.
Hijo de una acomodada familia de Tlemcen, Buteflika inició su carrera a los 19 años en las filas del llamado Ejército de Fronteras, la milicia vinculada al Frente de Liberación Popular que se levantó y lideró la guerra de independencia de África (1956-1961), una de las más sangrientas del continente.
En 1963, con solo 26 años, fue nombrado por el presidente Ben Bella ministro de Asuntos Exteriores, cargo que desempeñaría durante 15 años defendiendo los postulados del socialismo árabe. Simpatizante de la causa palestina y el movimiento de los países No Alineados, su papel fue fundamental en el reconocimiento la República Árabe Democrática Saharaui, lo que supuso la ruptura de relaciones con Marruecos y un conflicto bilateral que todavía continúa.
Llegó al poder en 1999 después de que el resto de candidatos se retiraran tras denunciar
fraude electoral
En 1999, apoyado por una amplia facción de las Fuerzas Armadas, y mientras el país vivía inmerso en una Guerra Civil que causó 300.000 muertos, Buteflika se presentó como candidato a la presidencia, que ganó con un 75 % de los votos después de que el resto de candidatos se retiraran tras denunciar un posible fraude electoral.
En su primer mandato, Buteflika concluyó la vía de acercamiento a las guerrillas islamistas, decretó una amnistía, quebró la resistencia de la parte más radical del Ejército y pacificó el país, que entró en una era de reconciliación y reconstrucción que, sin embargo, no logró cerrar por completo las heridas del decenio negro previo a su llegada.
Buteflika fue reelegido en 2004, en unos comicios que volvieron a ser denunciados por su opositor, el general retirado Ali Benflis. En el 2005 comenzaron sus problemas de salud, que abrieron la puerta a su posible sucesión, un paso que tardó en dar 14 años durante los cuales dominó el país con puño de hierro junto a un estrecho círculo de militares y políticos.
En el 2013 Bouteflika sufrió un derrame cerebral que le condenó a una silla de ruedas
Ocho años después, en el 2013, y en medio de críticas por la corrupción en el régimen y los rumores sobre su supuesta incapacidad, Buteflika sufrió un derrame cerebral que le condenó a una silla de ruedas, con las capacidades motoras reducidas. Desde entonces, no volvió a hablar en público ni a viajar al extranjero, y sus apariciones publicas comenzaron a reducirse de forma paulatina, limitadas a las imágenes transmitidas por la televisión estatal.
Buteflika se eternizó en el cargo ganando las elecciones del 2009 y el 2014 tras modificar el límite de mandatos impuesto por la constitución. Pero esta argucia no le bastó en el 2019, cuando lasmanifestaciones de decenas de miles de jóvenes, que protestaban contra la quinta reelección consecutiva de un presidente convertido en un “fantasma”, pusieron fin a su mandato.
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