Este 9 de noviembre, se conmemora el 29° aniversario del aquel histórico momento en que se derrumba una barrera que logró separar por más de dos década, no sólo a un país, sino a numerosas familias y que simbolizó a la Guerra Fría, hablamos del Muro de Berlín.
La estructura medía 3,6 metros de alto y tenía un perímetro de 155 km. Del lado
soviético se construyeron más de 300 torres de vigilancias custodiadas por casi 11 mil
soldados que impedían el libre paso.
Por su parte, el Gobierno alemán estima que antes de su construcción, alrededor de 3,5 millones de alemanes cruzaron hacia la Alemania Federal, lo que representaba casi un 20% de la población del lado oriental.
Varios testimonios, cuentan de las formas a las que recurría la gente para cruzar de un
lado a otro. Los ciudadanos que estaban habilitados a viajar llevaban a quienes querían
escapar escondidos en sus autos y dentro de las valijas.
Tras la Segunda Guerra Mundial, el territorio alemán quedó dividido en cuatro sectores,
bajo el mando de Estados Unidos, Reino Unido y Francia, que más tarde formaría la
República Federal Alemana, y la Unión Soviética en el territorio que fue la República
Democrática Alemana. La capital del país, Berlín, se encontraba del lado soviético.
El acuerdo dictó, que la ciudad también sea dividida en el Este (Unión Soviética) y Oeste (Estados Unidos y aliados). El muro se construyó sin aviso previo en 1961, por decisión de la República Democrática Alemana, bajo dominio soviético, con la intención de separar la zona soviética de la Alemania Federal.
Con un fuerte control y ayuda de Rusia, la intención de las autoridades era la de cerrar la capital y que nadie escapara al otro lado.
Después de 29 años, varias partes del muro permanecen erguidas. Sobre las mismas se pueden encontrar pinturas y grafittis de artistas de todo el mundo que recuerdan e ilustran la situación que vivieron los ciudadanos de Berlín durante 28 años. Además, una línea roja señala el perímetro por dónde solía pasar el muro.
Con información de La Nación
