Un informe de la Fiscalía General de Pensilvania en Estados Unidos, reveló que más de 1.000 niños, confesaron que fueron violados por vía oral, vaginal y anal, por unos 300 curas de las diferentes diócesis de ese estado.
El texto contiene más de 1.300 páginas y se basa en la revisión de medio millón de documentos internos de diferentes sedes sacerdotales que contienen alegaciones creíbles contra los sacerdotes acusados.
El fiscal general de Pensilvania Josh Shapiro, quien ofreció declaraciones el pasado 14 de agosto, destacó que todos estos hechos tuvieron lugar con “el encubrimiento sistemático de altos funcionarios de la Iglesia en Pensilvania y en el Vaticano”.
Shapiro explicó que los agresores no solo enseñaron a los niños que ese abuso era normal, “sino que era sagrado”.
La Procuraduría de Pensilvania también estima que algunos curas se coordinaron para perpetrar agresiones sexuales en las que habrían empleado “látigos, violencia y sadismo” contra los niños.
Un ejemplo claro fue el de un religioso que violó a una niña de 7 años cuando la visitó en el hospital después de una operación de amígdalas, según Actualidad RT.
Otro caso que se conoció es el de un cura que obligó a un niño de 9 años a mantener relaciones sexuales de tipo oral y después le enjuagó la boca con agua bendita.
Niños que fueron violados
Shapiro citó que algunos implicados se aprovecharon de la fe de los menores y justificaron sus agresiones con el argumento de que “la Virgen María tuvo que lamer a Jesús para limpiarlo tras nacer”.
Asimismo, el informe detalló cómo se produjeron varios casos, donde fueron forzados a beber alcohol o ver material pornográfico, obligándoles a masturbarse o fueron manoseados por párrocos. “Otros fueron violados por vía oral, vaginal o anal”.
Ese documento refleja la seria sospecha que podrían ser miles los menores cuyos registros se perdieron o que temieron denunciar estas situaciones.
Por su parte, el diario estadounidense The Washington Post destacó que es la investigación más completa que jamás había sido realizada en EEUU sobre violaciones cometidas por las Iglesia católica, tuvo una labor de 18 meses que incluyó pesquisas sobre ocho diócesis de Pensilvania, aunque las responsabilidades no se limitan a ese estado.
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