El frágil nuevo gobierno de Israel ha mostrado poco interés en abordar el conflicto de décadas con los palestinos, pero puede que no tenga otra opción.
Los ultranacionalistas judíos ya están llevando a cabo provocaciones con el fin de dividir la coalición y provocar la vuelta a la derecha. Al hacerlo, se arriesgan a aumentar las tensiones con los palestinos semanas después de que una guerra de 11 días en Gaza fuera detenida por un alto el fuego informal.
La mejor esperanza del primer ministro Naftali Bennett para mantener su coalición de gobierno, formada por ocho partidos de todo el espectro político, será gestionar el conflicto, el mismo enfoque favorecido por su predecesor, Benjamin Netanyahu, durante la mayor parte de sus 12 años de gobierno. Pero ese método no logró evitar tres guerras en Gaza e innumerables estallidos menores.
Esto se debe a que el statu quo para los palestinos implica la expansión de los asentamientos en la Cisjordania ocupada, los desalojos inminentes en Jerusalén, las demoliciones de viviendas, los tiroteos mortales y una serie de medidas discriminatorias que, según dos conocidos grupos de derechos humanos, equivalen al apartheid. En Gaza, que está sometida a un bloqueo paralizante desde que el grupo militante Hamás tomó el poder en 2007, la situación es aún peor.
“Hablan de que es un gobierno de cambio, pero sólo va a afianzar el statu quo”, dijo Waleed Assaf, un funcionario palestino que coordina las protestas contra los asentamientos en Cisjordania. “Bennett es una copia de Netanyahu, e incluso podría ser más radical”.
Nuevo gobierno de Israel
Bennett dijo poco sobre los palestinos en un discurso antes de jurar su cargo el domingo. “La violencia será respondida con firmeza”, advirtió, y añadió que “la calma en materia de seguridad conducirá a movimientos económicos, que llevarán a reducir la fricción y el conflicto”.
La ministra de Medio Ambiente, Tamar Zandberg, miembro del partido dovish Meretz, declaró al Canal 12 de la televisión israelí que cree que el proceso de paz es importante, pero que el nuevo gobierno ha acordado, “al menos en esta fase, no ocuparse de él”.
El gobierno se enfrenta a un primer desafío en Jabal Sabeeh, una colina en el norte de Cisjordania donde decenas de colonos judíos establecieron rápidamente un puesto de avanzada el mes pasado, asfaltando carreteras y estableciendo viviendas que, según dicen, son ahora el hogar de docenas de familias.
El asentamiento, llamado Eviatar en honor a un israelí que murió en un ataque en 2013, fue construido sin el permiso de las autoridades israelíes en un terreno que, según los palestinos, es de propiedad privada. Las tropas israelíes han evacuado a los colonos del lugar en tres ocasiones anteriores, pero volvieron después de que un israelí muriera en un ataque a tiros en las cercanías a principios del mes pasado.
Bennett
Desalojarlos de nuevo pondría en aprietos a Bennett y a otros miembros derechistas de la coalición, que ya se enfrentan a fuertes críticas e incluso a amenazas de muerte por aliarse con facciones centristas e izquierdistas para derrocar a Netanyahu.
El gobierno se enfrenta a un dilema similar en relación con un desfile por el este de Jerusalén organizado por ultranacionalistas que se celebrará el martes. La marcha corre el riesgo de desencadenar el tipo de protestas y enfrentamientos que contribuyeron a desencadenar la guerra de Gaza del mes pasado.
Mientras tanto, los palestinos de la aldea adyacente de Beita han celebrado protestas periódicas contra el asentamiento. Los manifestantes han lanzado piedras y las tropas israelíes han disparado gases lacrimógenos y munición real. Tres manifestantes han muerto, entre ellos Mohammed Hamayel, de 17 años, que fue abatido el viernes. Los primeros informes decían que tenía 15 años.
“Siempre le enseñé que debes defender tus derechos sin infringir los derechos de los demás”, dijo su padre, Said, en un acto de duelo al que asistieron decenas de vecinos. Describió a su hijo como un adolescente popular que sacaba buenas notas y era un líder natural.
“Gracias a Dios, estoy muy orgulloso de mi hijo”, dijo. “Incluso en el martirio se distinguió”.
Cisjordania
Los aldeanos temen que si el puesto de avanzada se mantiene, acabará engullendo aún más su tierra, creciendo y fusionándose con algunos de los más de 130 asentamientos autorizados en toda la Cisjordania ocupada, donde viven casi 500.000 colonos.
“No somos un juego político en manos de Bennett o Netanyahu”, dijo Mohammed Khabeesa, un residente que dice poseer tierras cerca del puesto de avanzada de los colonos a las que ya no puede acceder sin un permiso militar.
“Los asentamientos son como un cáncer”, dijo. “Todo el mundo sabe que empiezan siendo pequeños, y luego echan raíces y se expanden a costa de la gente hasta llegar a nuestras casas”.
Una portavoz de la organización de colonos que está detrás del puesto de avanzada no respondió a una solicitud de comentarios.
Israel capturó Cisjordania, Jerusalén Este y Gaza en la guerra de Oriente Medio de 1967, territorios que los palestinos quieren para un futuro Estado. Los palestinos y gran parte de la comunidad internacional consideran que los asentamientos son un gran obstáculo para la paz porque hacen casi imposible crear un Estado palestino contiguo y viable junto a Israel.
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