Un padre estadounidense mostró rápidos reflejos, además de nervios de acero, para evitar que su hija de cuatro años terminara devorada por un caimán.
El suceso ocurrió el pasado 25 de julio en League City, Texas, cuando Andrew Grande estaba en el jardín de su casa, mientras que su hija Brandalyn jugaba con su hermano y niñera cerca del canal de detrás de la vivienda.
De repente, el hombre vio la cabeza del caimán asomando por la superficie del agua. Al percatarse de que se movía en dirección a la niña, Grande se dirigió corriendo al lugar. Cuando el reptil estaba a menos de diez metros, agarró a la pequeña y la tiró por encima de una verja para ponerla a salvo del animal.
Una vez estuvieron todos en casa, el padre llamó a un oficial del departamento de fauna, que a su vez llamó a un cazador de caimanes. Tras más de tres horas de esfuerzos, el especialista y su equipo lograron capturar al reptil, de más de tres metros de longitud, con la ayuda de una cuerda y de unas planchas de madera contrachapada.
“No sabía si iba a atacarla [a la niña]. Pero yo no podía arriesgarme”, indicó ahora el padre, quien confiesa que en el canal aparecen caimanes de vez en cuando, pero que nunca vio uno tan grande.
El caimán resultó trasladado al centro de preservación de la vida silvestre Gator Country, donde Andrew, Brandalyn y el resto de la familia esperan ir a visitarlo algún día.
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