Una popular variedad de helados en el corazón de Guacara es parada obligatoria

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nasar ramadan dagga
helados artesanales en Guacara
Foto: Prensa Alcaldía de Guacara
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En un momento de antojo en un día caluroso, unos helados artesanales siempre cae bien y sin importar su forma o textura, el sabor va a marcar su aceptación y popularidad. Sin duda el secreto va a estar en la variedad, esa que con el pasar de los años las familias que participan en su elaboración han ido ampliando en gustos y sabores, dando marcha a lo novedoso y poniendo de relieve el ingenio de quienes la producen, debido a su original forma y presentación.

helados artesanales en Guacara
Foto: Prensa Alcaldía de Guacara

El helado hecho en casa nunca ha dejado de estar presente en la lista de la costumbres del venezolano que, sin importar el lugar, se vende en semáforos, frente a las escuelas, kioscos o paradas de autobuses, por supuesto, sin fallarle a quienes se desplazan en carro, moto, bicicleta o a pie.

Una clase muy popular es el “helado de teta”, ese que se prepara con jugo de frutas o batidos diversos y se deposita en una bolsa anudada a la que se le da forma cónica, para luego ser congelada y vendida en días calurosos, para el disfrute de los exigentes compradores quienes se entusiasman por probar todos los sabores. A este postre se le atribuye el nombre de teta, por su especial parecido a la fisionomía del pecho de la mujer, llegando a conocerse de esta manera la singular golosina en todo el territorio venezolano.

El puesto de Johan

En la parroquia Yagua del municipio Guacara, específicamente en la entrada a la avenida principal de El Cabrito, se encuentra identificado por una enorme sombrilla el puesto de helados de Johan de Jesús Silva, quien desde hace más de cinco años ofrece esta refrescante alternativa de helados, siendo la parada obligatoria de quienes entran al sector o salen hacia la variante Yagua–Bárbula de la Autopista Regional del Centro, en el estado Carabobo.

En medio de la cola de vehículos de todos los modelos, se divisa la figura del joven nacido en San Joaquín, quien de manera jovial se acercó para comentar acerca de su diaria actividad. “Éste ha resultado ser mi oficio desde hace más de una década, exactamente trece años, cuando apenas contaba con 11 años de edad y quise buscar la manera de ayudarme en mis estudios y colaborar con los gastos de mi casa”, relata entusiasmado.

De manera elocuente, Johan de Jesús explica que, “al principio comencé vendiendo las famosas panelas de San Joaquín, pero luego me di cuenta que éramos muchos quienes andábamos con esa necesidad de vender y decidí ofrecer algo diferente, algo que fuera refrescante y pudiera aplacar los momentos calurosos, por lo que empecé a ir al peaje Guacara con mi cavita llena de tetas de helado y allí las vendía todas”.

Innovando en sabores

Silva indicó que, con el pasar de los años la tradición ha ido cambiando. “Al iniciarme lo hice elaborando los helados con las acostumbradas mezclas en polvo saborizadas para preparar bebidas, esas que venían en sobrecitos; recuerdo que las de colita eran las que más gustaban”, enfatizó.

Una vez desaparecida la etapa de los sabores artificiales, el joven emprendedor quiso reinventarse y así dar paso a lo natural y original, fue cuando la creatividad de la familia en pleno se hizo presente, por lo que decidieron comprar frutos variados y preparar por si mismos las esencias de los helados, cuyos clientes esperaban con ansias para apaciguar la sed y a la vez degustar el empalagoso sabor de la pulpa de las frutas.

helados artesanales en Guacara
Foto: Prensa Alcaldía de Guacara

A petición de los entusiastas compradores, opciones como parchita, fresa, durazno, piña y guayaba, fueron incluidos en su momento por Johan y su núcleo más cercano en la lista de sabores para más adelante seguir incrementando la variedad, adaptándose a las demandas de sus fieles clientes, quienes convencieron al muchacho de utilizar la leche como principal componente de sus helados. Esto permitió que su producto siguiera ganando fama entre quienes transitaban en carro, moto, bicicleta o a pie por el emblemático sector guacareño.

El popular vendedor esbozó una sonrisa al evocar el momento: “me dije ¿Por qué no? Y así fue cómo decidimos ingeniárnoslas con la preparación de los helados que contenían leche; de allí nacieron las famosas tetas de ajonjolí, galletas Oreo y María, ron con pasas, coco, chocolate, mantecado y guanábana, entre otros”,  aseguró.

Una familia comprometida con el trabajo

La elaboración de los deliciosos helados requiere tiempo y dedicación -comentó el entrevistado- quien aseveró que “desde las seis de la mañana tenemos que tener a la mano las frutas, azúcar, leche, bolsas y demás ingredientes que hemos comprado el día anterior, nos ayudamos mucho, somos una familia compuesta por diez personas y cada quien ocupa una tarea específica. Actualmente mi mamá es quien se encarga de la preparación de las mezclas”.

Resaltó el joven -quien afirma ser cristiano- que a diario son expendidas más de 700 “tetas” en este único punto del sector El Cabrito, y simultáneamente se instalan en otros sitios, como los peajes Guacara en San Joaquín, y Santa Clara, en la parroquia Mariara del municipio Diego Ibarra, además de atender otro puesto en la vecina población de San Joaquín, “labor bendecida por Dios, en la que con el pasar de los años se han unido otros familiares como mis primos, cuñados y amigos. Soy un fiel creyente de la palabra, Dios siempre ha estado presente en mi vida”.

Acerca del éxito en la venta de su producto, Silva aseguró que el mismo se debe a la constancia y tesón del grupo familiar, “hemos aprendido el valor de compartir estando en las buenas y en las malas, sólo así comprendimos que las cosas se obtienen con esfuerzo, trabajo y dedicación. Le debo mucho a Guacara, aquí está parte de mi vida, me parece que es un hermoso municipio”.

helados artesanales en Guacara
Foto: Prensa Alcaldía de Guacara

Asimismo, agradeció al alcalde de Guacara, Gerardo Sánchez, su compromiso con el progreso de la ciudad, enfatizando que este suelo carabobeño no es el mismo de ayer, en referencia a los cambios palpables en la localidad, tanto en su infraestructura como en el impulso a la iniciativa y potencialidades de su gente.

El joven emprendedor, guacareño de corazón, animó a todo aquel “que quiera ganarse la vida honestamente, para que ponga a Dios en primer lugar y en oración solicite su ayuda y bendición para iniciarse en cualquier actividad que les guste, para que puedan obtener el pan de cada día decentemente, sin tener que ir a delinquir para cubrir sus necesidades”.

Con la convicción de seguir luchando por forjar un mejor futuro para los suyos y dar ejemplo de que la gente buena –como la que sobra en Guacara– alcanza lo que se propone, reafirma tajantemente: “Fíjense en mí, soy un joven con menos de 30 años y llevo casi veinte trabajando, mi familia me acompaña en este oficio y nos ganamos la vida con esfuerzo y mucho orgullo… definitivamente, querer es poder”.

Con información de Alcaldía de Guacara 

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