Después de estar esposados juntos durante 123 días -usando el baño uno frente al otro y duchándose por turnos a escasos centímetros de distancia-, los problemáticos amantes ucranianos Alexandr Kudlay y Viktoria Pustovitova se han quitado los grilletes y se han separado.
“¡Hurra!”, gritó Pustovitova, de 29 años, a finales de mayo, cuando unas cizallas gigantes cortaron las cadenas de acero que la habían unido a Kudlay, de 33 años, durante tres meses, según el Mirror.
“Por fin soy libre”, añadió.
Pustovitova, técnica de pestañas de la ciudad oriental de Kharkiv, propuso que ella y Kudlay, vendedor de coches, se esposaran el día de San Valentín como último esfuerzo para salvar su rocoso romance.
“Decidí que sería una experiencia interesante para mí”, dijo Pustovitova a Reuters al inicio del encierro amoroso de ella y Kudlay en febrero.
La pareja documentó su ineludible experimento en Instagram para sus más de 7.800 seguidores.
“Traerá a mi vida nuevas emociones brillantes que no había experimentado antes”, dijo ella.
Pero en lugar de añadir un rayo de sol a su nublado acoplamiento, el malogrado ensayo hizo llover un infierno sobre la relación.
“Tan pronto como encontramos una ventaja en una situación, inmediatamente aparecen dos desventajas”, explicó Kudlay a sus seguidores en un vídeo de Instagram publicado durante el experimento.
“Vika quiere volver al ritmo de su vida anterior, echa de menos lo que antes le gustaba hacer”, añadía, y señalaba que las dificultades de estar unidos habían sido “una bola de nieve”.
“No responde bien a mis sugerencias de seguir haciendo lo que le gusta junto a mí”.
Además de ocuparse de su higiene personal el uno frente al otro, Pustovitova y Kudlay iban juntos a hacer la compra, se tomaban descansos para fumar uno al lado del otro e incluso se acompañaban al trabajo.
Pero Pustovitova tuvo que dejar su trabajo como esteticista porque las clientas no se sentían cómodas con Kudlay de pie sobre ellas mientras les hacía la manicura de las pestañas.
Su constante compañía y la falta de espacio personal provocaron discusiones de cuatro horas, amargura y abandono emocional entre las dos.
“Estuvimos juntos todo el día, no recibí ninguna atención de Alexandr porque estábamos constantemente juntos”, dijo Pustovitova a Reuters al concluir la experiencia. “No me dijo ‘te echo de menos’, mientras que a mí me gustaría oírlo”.
Kudlay dijo que el experimento le reveló que él y Pustovitova no eran “personas afines”.
“No estamos en la misma longitud de onda”, insistió. “Somos totalmente diferentes”.
Las esposas -que dejaron antiestéticas quemaduras por roce y moretones en sus muñecas- fueron finalmente retiradas el 19 de mayo.
La resistencia de Pustovitova y Kudlay batió el récord ucraniano y mundial de mayor tiempo que una pareja ha pasado encadenada.
La ceremonia de corte de las esposas, supervisada por el jefe de los récords ucranianos, Vitaly Zorin, se celebró frente al monumento a la Unidad del país en Kiev, y se retransmitió por la televisión nacional.
Zorin, según el Mirror, tiene previsto presentarse a la recién estrenada Pustovitova.
Pero inmediatamente después de liberarse de las ataduras y de anunciar su ruptura con Kudlay en las redes sociales, Pustovitova dejó claro que es feliz volando sola por un tiempo.
“Quiero vivir mi propia vida independiente y crecer como persona independiente”, reveló al público.
La última foto compartida en su cuenta de Instagram mostraba a los agrios novios separados y mirando al suelo.
Pustovitova y Kudlay llevan ahora vidas separadas en regiones distantes de Ucrania.
Sin embargo, planean vender conjuntamente las esposas en una subasta en línea y donar parte del dinero a la caridad, según Reuters.
Y como advertencia, Pustovitova aconseja a los amantes de todo el mundo que no pongan a prueba su amor atándose juntos.
“Creo que será una buena lección para nosotros, para otras parejas ucranianas y parejas en el extranjero para no repetir lo que hemos hecho”.
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