Este 25 de diciembre se celebra el nacimiento del niño Jesús, el Rey de Reyes, y desde hace 2000 años ha sido de júbilo para la humanidad, a pesar de las calamidades que se ha tenido que sortear en el mundo.
Pero, según la historia, los distintos Papas eligieron el 25 de diciembre para conmemorar el nacimiento de Jesús. Este fin fue para separar a los fieles cristianos de las festividades paganas del solsticio de invierno.
En la edad media, se celebraban las fiestas saturnales y las propias del invierno en Roma. Durante el reinado del emperador Constantino el Grande, la Iglesia propuso que el 25 de diciembre se celebrara el nacimiento del Salvador por su coincidencia con el festejo romano llamado Sol Invictus.
Desde ese momento, comenzó a festejar cada 25 de diciembre en occidente, cercano al día más corto del año en el hemisferio norte, el nacimiento del Niño Jesús. También, agarraron el 24 de junio para conmemorar el día de San Juan Bautista, y así conmemorar de alguna manera el solsticio de verano, el día más largo en el hemisferio norte.
Cuenta la leyenda, que San Juan Bautista nació seis meses antes de Jesucristo. Es por ello que, los días después de San Juan son más cortos y con la llegada del Jesús, los días se hacen largos.
Al principio la Navidad tuvo un carácter humilde y campesino, pero a partir del siglo VIII comenzó a celebrarse con la pompa litúrgica que ha llegado hasta hoy, creando progresivamente la iluminación y decoración de los templos, centros comerciales y hogares de todo el mundo.
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