Los talibanes declararon formalmente un gobierno provisional el martes, nombrando a los ministros del gabinete en funciones que eran en su mayoría leales de los primeros años de gobierno del grupo en la década de 1990.
La lista de ministros fue el indicio más claro hasta ahora de que el grupo ve el poder como algo que debe repartirse exclusivamente entre los vencedores, en lugar de cumplir su promesa de un gobierno inclusivo que tenga en cuenta la realidad de un Afganistán cambiado en el que las mujeres y las minorías étnicas estén representadas en la toma de decisiones.
Aunque muchos de los altos cargos del nuevo gobierno han desempeñado funciones similares dentro de los talibanes durante años, se sabe relativamente poco sobre ellos. A continuación se ofrecen detalles sobre algunos de ellos, basados en la información del New York Times.
Quiénes son los nuevos líderes del gobierno talibán
Mulá Muhammad Hassan, primer ministro
Considerado uno de los miembros fundadores de los talibanes en la década de 1990, Hassan ocupará la función de primer ministro que se ocupa del día a día del gobierno.
Fue viceprimer ministro y ministro de Asuntos Exteriores durante el gobierno talibán que tomó el control en la década de 1990. Durante las dos décadas de insurgencia que siguieron a la caída de los talibanes en el poder, se mantuvo en un perfil bajo y en la sombra, ayudando a coordinar y dirigir el consejo de liderazgo de los talibanes en Quetta, Pakistán.
Mullah Abdul Ghani Baradar, viceprimer ministro
Baradar, que según Interpol nació en la provincia de Uruzgan en 1968, sirvió junto al mulá Mohammad Omar, fundador de los talibanes, en la lucha contra la ocupación soviética. Ocupó altos cargos en el primer gobierno talibán, a partir de 1996, y se ganó la reputación de ser uno de los comandantes más brutales en el campo de batalla cuando los talibanes trataban de reprimir a sus oponentes entre la resistencia del norte. En 2001 ocupaba el cargo de viceministro de Defensa y, al igual que otros dirigentes, huyó a Pakistán.
Cuando los talibanes se reformaron como insurgencia, Baradar fue el principal adjunto de Omar, y dirigió las operaciones militares del movimiento. Supervisó una fuerte escalada de la insurgencia en 2006, pero también participó en consultas secretas con los emisarios del presidente Hamid Karzai y las organizaciones internacionales de ayuda.
Sirajuddin Haqqani, ministro del Interior
Haqqani, que se cree que tiene 48 años y es hijo del comandante muyahidín y fundador de la red Haqqani, Jalaluddin Haqqani, se perfila como uno de los mayores ganadores del regreso de los talibanes al poder. Será el ministro del Interior en funciones, encargado de la ley y el orden y posiblemente incluso de la gobernanza local, y también se ha asegurado los puestos de sus comandantes en otros departamentos clave del gobierno.
En 2016, se convirtió en uno de los dos adjuntos del líder supremo de los talibanes, el jeque Hibatullah Akhundzada, supervisando una extensa red de combatientes y escuelas religiosas, y dirigiendo gran parte de los esfuerzos militares de los talibanes.
Su red Haqqani, conocida por sus estrechos vínculos con los servicios de inteligencia paquistaníes, fue la más tenaz opositora a la presencia estadounidense en Afganistán. Fue responsable de la toma de rehenes, los asesinatos selectivos y los atentados suicidas, incluidos algunos de los enormes atentados con camiones bomba que mataron a civiles en Kabul.
Mawlawi Muhammad Yaqoub, ministro de Defensa
Yaqoub, que se cree que tiene unos 30 años, es el jefe de la comisión militar de los talibanes, y es el hijo mayor de Omar.
Su nombre saltó a la luz pública durante la sucesión del liderazgo talibán en 2016. Aunque Yaqoub contaba con el apoyo de algunos de los comandantes militares del movimiento, la preocupación por su juventud se convirtió en un factor en la decisión final de elegir a Akhundzada como líder general de la insurgencia.
En los años transcurridos desde entonces, Yaqoub ha aumentado su protagonismo. Y en los últimos días ha asumido un papel cada vez más público en el intento de mantener el orden entre las filas triunfantes del grupo, advirtiendo que cualquiera que sea sorprendido saqueando “será castigado”, y que cualquier robo de bienes del gobierno sería una traición al país. “No hay permiso para tomar un coche o una casa de alguien o cualquier otra cosa”, dijo.
Amir Khan Muttaqi, ministro de Asuntos Exteriores
Muttaqi, que hasta hace poco era el jefe de la poderosa Comisión de Invitación y Orientación de los talibanes, responsable de persuadir a muchos miembros del ejército y las fuerzas policiales afganas para que se rindieran en los últimos meses, ha sido recompensado con el puesto clave de ministro de Asuntos Exteriores.
Fue ministro de Información y Cultura, y luego de Educación, en el primer gobierno talibán. Durante las dos décadas que duró la insurgencia talibán, ayudó a dar forma a la estrategia de propaganda y guerra psicológica del grupo, antes de servir como jefe de personal del líder supremo y como miembro de la delegación política talibán en Qatar.
Abdul Haq Wasiq, jefe de inteligencia
Wasiq fue uno de los cinco prisioneros de Guantánamo liberados a cambio del último prisionero de guerra estadounidense, el sargento Bowe Bergdahl. Tras su liberación, llegó a Doha, Qatar, y se convirtió en un miembro clave de las conversaciones de los talibanes con Estados Unidos, pasando meses negociando con sus antiguos captores su salida de Afganistán. Es natural de la provincia de Ghazni y se cree que tiene unos 50 años.
Mientras que los cinco detenidos que formaron parte del intercambio de Bergdahl han obtenido altos cargos en el nuevo gobierno;-tres de ellos ministeriales, un viceministro y un gobernador-, Wasiq pasa a desempeñar el papel clave de dirigir la misma agencia de inteligencia en la que sirvió como adjunto;en la década de 1990. La agencia de inteligencia fue fundamental para el control del poder por parte de los talibanes como estado policial que gestionaba amplias redes de informantes.
Los expedientes de su interrogatorio en Guantánamo acusan a Wasiq de estrechos vínculos con Al Qaeda, incluso de haber;organizado que el grupo terrorista proporcionara formación a los agentes de inteligencia del gobierno talibán.
Zabihullah Mujahid, viceministro de Información y Cultura
Mujahid, que dice tener 43 años y ser natural de la provincia de Paktia, ha sido el principal portavoz y propagandista de los talibanes;durante años, respondiendo a las llamadas de los periodistas y manteniendo un aluvión de;publicaciones en las redes sociales. Pero el mundo no vio su rostro hasta el 17 de agosto,;cuando dirigió la primera conferencia de prensa de los talibanes en persona en Kabul.
Desde entonces, ha desempeñado un papel primordial al tratar de instar a los afganos y al mundo a aceptar a los talibanes como;gobernantes legítimos de Afganistán, y al decir que el grupo se estaba apartando de algunas;de las duras políticas de su primer mandato en el poder.
“No queremos que Afganistán siga siendo un campo de batalla: a partir de hoy, la guerra ha terminado”, dijo en la conferencia de prensa.
Khalil Haqqani, ministro para los refugiados
Haqqani es un representante especial del líder supremo de los talibanes, y tío del líder adjunto de los talibanes. Ha sido durante mucho tiempo un importante recaudador de fondos para la red Haqqani, con estrechos;vínculos en la región del Golfo, y está incluido en las listas de terroristas mundiales de Estados Unidos y la ONU.
En los últimos días, ha desempeñado un papel público en el establecimiento de la autoridad talibán en Kabul. Pocos días después de la caída de Kabul, apareció en una prominente mezquita de la ciudad y dijo a una multitud;que vitoreaba que la “primera prioridad de los talibanes para Afganistán es la seguridad: si no hay seguridad, no hay vida”.
Ha sido la principal figura talibán en conseguir el bayat, un juramento islámico de lealtad, de destacadas figuras afganas en las últimas dos semanas.
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