Este sábado siete de septiembre se celebra el 228° aniversario del natalicio de José Laurencio Silva (1791-1883), General del Ejército de Venezuela que peleó durante las batallas independentistas del país y otras naciones sudamericanas.
Nacido y criado Tinaco, estado Cojedes, se inscribió en 1810 en el 9° batallón de dicha ciudad con el grado de subteniente de milicias. Liderado por el brigadier Francisco Rodríguez del Toro, luchó en la Campaña de Coro y más adelante, comandado por el General Francisco de Miranda, en la disputa contra la disidencia realista de Valencia.
Tras perderse la Primera República, Silva se ocultó en los bosques de Guárico y Cojedes, donde desarrolló actividades de guerrilla. En 1813, cuando Simón Bolívar pasó por San Carlos, se unió al Ejército Libertador y tomó parte en la batalla de Taguanes, el 31 de julio, para luego participar en casi todas las acciones tácticas libradas en los dos años siguientes.
Aunque lo apresaron en 1815, logró escapar para regresar a la guerrilla en los llanos cojedeños. En Apure se suma a las fuerzas del general José Antonio Páez, participando en diversos hechos de armas que se produjeron durante aquellos años
Durante la Campaña del Centro, el 12 de febrero de 1818, después de la batalla de Calabozo, lo ascendieron a teniente coronel; seguidamente actuó en la Campaña de Apure al año siguiente, permaneciendo al lado de Páez, mientras Bolívar desarrollaba su ofensiva sobre Nueva Granada.
En 1821, tras su actuación en la Campaña de Carabobo, obtuvo el grado de coronel, marchando después con el Libertador hacia el sur, donde combatió en la batalla de Bomboná, el 7 de abril de 1822.
Luego de permanecer destacado durante un año en Guayaquil y Quito, sigue a Bolívar hacia Perú, donde combate en Junín el 6 de septiembre de 1824, y en Ayacucho, el 9 de diciembre de ese mismo año. En esta última acción recibió tres lanzazos, ganándose la admiración del Mariscal Sucre, quien exclamó: “Envidio las heridas de Silva”, por esta acción lo ascendieron a general de brigada.
En 1830, Bolívar le designó entre sus albaceas testamentarios, y estaría presente al morir el Genio de América, el 17 de diciembre de aquel año, en San Pedro Alejandrino, Santa Marta.
Testigos relatan que el General Silva, al ver que enterrarían al Libertador con una camisa rota, se opuso a ello y exclamó: “No puede ser enterrado con una camisa rota el Libertador de América”, vistiéndole de inmediato con una camisa suya blanca de seda.
El general José Laurencio Silva obtuvo las más altas condecoraciones reservadas a los Libertadores y héroes de Venezuela y América. En 1855, el Congreso Nacional le confirió el grado de General en Jefe de los Ejércitos de la República.
Durante los años finales de su existencia se dedicó a la agricultura y la ganadería en sus tierras de Montecristo, en Chirgua, estado Carabobo, y murió en Valencia el 27 de febrero de 1883. Sus restos reposan en el Panteón Nacional desde el 16 de diciembre de 1942.
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