Columna Sin Secretos de César Burguera

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nasar ramadan dagga
Burguera
Foto: Referencial
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El retorno de Atahualpa, la simbólica AN y la impecable roja organización.

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La maldición de Atahualpa

Parece divisarse a lo lejos la imponente figura del último de los soberanos incas. Surge de manera providencial el emperador Atahualpa, quien antes de ser traicionado y sometido al vil garrote, llegaba a proferir en su agonizante hora y en medio de atormentantes gritos de dolor, una lacerante maldición contra todos aquellos que asumieron la condición de verdugos. Todo este breve relato o improvisada introducción es el único argumento que llegamos a descubrir para darle forma o respuesta al descalabro o rotundo fracaso de la jornada que se llevó a cabo en tierras incas, en el centro de Lima, capital del histórico Perú en el marco de la Cumbre de las Américas. Previo al transcendental evento, se había conformado, de manera rauda un conjura internacional que hasta llegaron a denominarla con el sofisticada denominación de “Grupo de Lima”, integrada por obedientes mandatarios de la región que sumisamente aguardaban los dictámenes girados desde el norte del continente para elaborar una peculiar agenda donde Venezuela fuera el único y exclusivo punto. El fallido o malogrado Grupo de Lima llegaba a concebir que la Cumbre de las Américas, a desarrollarse en territorio inca, sería la inmejorable ocasión o coyuntura para estimular a través de engolados discursos y elaborados pronunciamientos el desmantelamiento institucional del país, comprometer seriamente el devenir democrático de la Nación. La oposición venezolana, extraviada en su perenne desconcierto e incapacidad alentaba a distancia la foránea conspiración y llegaba a fijar definitiva fecha de caducidad y vencimiento al gobierno nacional. Algunos de los miembros de la fracasada dirigencia opositora llegaban con audacia y osadía a señalarles a sus contados seguidores que en la cumbre se iba a producir la histórica decisión de designar un gobierno de transición. Y es precisamente allí, tal vez estimulada por la pava o permanente infortunio que acompaña a la destartalada oposición, es que surge Atahualpa con su secular maldición y se inicia una serie de misteriosos eventos que terminan por sepultar de católica manera las perversas y malignas intenciones que buscaban horadar la soberanía y destino de esta patria. El Grupo de Lima, se convertía en una suerte de moderno inquisidor y tomaba la inédita decisión de retirar la invitación para la importante cumbre al primer mandatario nacional, Nicolás Maduro, con la deliberada intención de aislar a todo un pueblo del concierto internacional y de permitir la promoción de las continuas afrentas en forma de sanciones contra el país. Días antes del aguardado encuentro, se produce la primera manifestación de Atahualpa, ya que la principal figura del fallido Grupo de Lima e insustituible huésped y organizador de la Cumbre, Pedro Pablo Kuczynsky, agobiado por una inocultable vergüenza y corrupción, tenía que presentar su renuncia como presidente del Perú ante la inminente destitución por parte del parlamento Inca. Pero la desdicha o adversidad de la Cumbre continuaba y Atahualpa seguía haciendo de las suyas contra sus renovados verdugos, remozados colonizadores ya que minutos antes de la formal y solemne apertura del significativo encuentro, se anunciaba desde Washington, capital de la Unión Americana, que el presidente Donald Trump había declinado asistir a la internacional velada por considerar que la reunión y su improvisada agenda no se encontraban dentro de sus muy peculiares prioridades. De similar manera abandonaba prontamente otro de los notorios traidores tal vez espantado por el inquieto Atahualpa, Lenin Moreno retornaba a Quito para tratar de dar estériles explicaciones por el salvaje asesinato de 3 comunicadores sociales. Los integrantes del malogrado Grupo de Lima se sumían en un estado de irremediable depresión. Todo era llanto, dolor y desconsuelo. Se había esfumado de manera abrupta la posibilidad del entrañable abrazo entre el verdadero patrón y los modernos corregidores que han asumido circunstancialmente la conducción de soberanos territorios al sur del continente.

La fábula de la silente AN.

Ya en territorio patrio y no inspirados en nuestros ancestrales caciques aborígenes, sino en piaches locales, la Asamblea Nacional lograba el titánico esfuerzo, después de meses de ignominioso silencio, de volver a sesionar con el confuso objetivo, la contradictoria agenda de aprobar un escueto acuerdo donde concluía en la conformación de inexistentes comisiones de trabajo para llevar adelante una investigación sobre supuestos hechos de corrupción. Previo a la improvisada e imprevista sesión de la AN, se hablaba con propiedad de que el pronunciamiento ostentaría las letales características de ser categórico y demoledor, que allí estaba el germen para el desmantelamiento de todo el andamiaje institucional del país y que contaba para el oprobioso fin con la anuencia de la banda de cuatreros, de una decena impostores judiciales que ocurrentemente se hacen llamar o conocer en el exterior como el “legítimo TSJ”. Sin embargo en la breve resolución no logramos hallar en ningún espacio, o redactada línea la tan promocionada figura del Antejuicio de Mérito en contra del primer mandatario nacional. Y es que la sesión que debía tener algún ribete de contenido histórico, se tornó pesada, el aburrimiento , incomodidad y malestar ante la parlamentaria aventura se reflejaba fielmente en el rostro de las principales referencias o dirigentes partidistas que acudieron a la sede parlamentaria casi de manera obligada, ya que sumisamente capitularon, se rindieron ante el irracional capricho del sector radical, ese mismo que ha sometido a los principales partidos políticos de la oposición a una suerte de lapidación moral, a un continuo desprestigio público. De allí que finalizada la forzosa y obliga sesión, se produjeron, casi de manera inmediata, curiosas declaraciones por parte de los líderes opositores que advertían responsablemente a todo el sector opositor de que sería una irresponsabilidad hacerse cualquier tipo de expectativas sobre lo aprobado en la AN. De esa forma surgía Juan Guaidó, no solo quien fuera un connotado dirigente de la proscrita organización partidista Voluntad Popular, sino que en la actualidad exhibe con válido orgullo ser el jefe de la bancada de la oposición en el hemiciclo nacional, para expresar “No hay elementos que nos permitan aprobar un antejuicio y lo acordado en el día de hoy por 105 diputados es y será meramente simbólico”. Mientras simultáneamente el jerarca blanco, Henry Ramos Allup, hacía una responsable reflexión basada en sus reconocidas dotes de calificado jurista “Lo que nos correspondía en el día de hoy era simplemente declarar responsabilidades políticas, debemos estar claros que esta decisión se va estrellar con la realidad, pero cumplimos con nuestro deber”, que llega a coincidir con lo expresado desde el exterior por reconocido periodista Rafael Poleo, de inobjetables raíces y vinculaciones blancas cuando sentenciaba amargamente “El pronunciamiento de la AN contra Maduro tiene notorias fisuras jurídicas”. Progresivamente se va vaciando el importante recinto parlamentario, los escaños vuelven a asumir su permanente condición de mantenerse vacíos. La súbita sesión de la AN solo buscaba el absurdo objetivo de complacer o satisfacer momentáneamente a un sector que solo entienda de escabrosos senderos de violencia para el acceso al poder y que se hayan convertido en los principales inquisidores, los reales carceleros de una destartalada oposición que decidió someterse a los designios de los radicales. Citando al eterno poeta inca César Vallejo “La candidatura de Henri Falcón ha muerto, le pegaban todos sin que él les haga nada; le daban duro con un palo y duro también duro con una soga”. Es cuestión de días para que el abanderado crepuscular, el coordinador de Avanzada Progresista acuda a la ineludible obligación o mandato de retirar su aspiración presidencial.

La impecable maquinaria roja

Menos de un mes nos separa de la transcendental fecha electoral, nos convoca el sufragio para expresar nuestra vocación de definir el definitivo rumbo y destino de nuestra nación. Ante el inminente escenario comicial surge la blindada y poderosa maquinaria del PSUV como fundamental aval para la categórica victoria de Nicolás Maduro. El PSUV, su impecable equipo de organización se ha desplegado a lo largo y ancho del territorio patrio, en cada una de sus entidades federales con el medular objetivo de proporcionar nuevas y eficientes herramientas o modalidades de organización adecuada a los nuevos tiempos. Es la presentación del moderno esquema de la Red de Articulación y Acción Sociopolítica (RAAS) que se prodiga hasta el más lejano sector del país, llegando a abordar de manera personal cada ciudadano a través del contacto directo con el dirigente. Al frente de este equipo de organización se encuentra el Constituyente Francisco Ameliach con su comprobada consecuencia y lealtad con el movimiento bolivariano desde el momento mismo de su origen, de su propia gestación. El pasado miércoles el Vicepresidente nacional de la tolda roja, Diosdado Cabello en el desarrollo de su semanal programa televisivo llegaba emocionadamente a reconocer el esfuerzo, conocimiento y sacrificio de Ameliach Orta al frente de las complejas lides organizativas. En el día de ayer el periodista José Vicente Rangel realizó una interesante entrevista a Ameliach, donde expuso no solo su visión u óptica sobre la situación actual qué transita el país, sino de manera detallada expuso lo que representa una estructura organizativa como la del PSUV. Ameliach significaba que la verdadera fortaleza de la revolución estriba en el grado de conciencia y evaluación que tiene el pueblo sobre el momento histórico, es la inalterable vocación del común por preservar el legado así como también los logros e indiscutibles avances sociales en beneficio de las clases populares y qué tal conducta se ha traducido en la inédita hazaña de haber logrado la cifra de más de 6 millones de militantes carnetizados que claramente entienden que la más eficaz defensa de la patria lo constituye votar de manera masiva el venidero 20M. Ameliach llegaba a señalar de manera tajante que están dadas las condiciones históricas y objetivas para que la vanguardia de la revolución, el partido PSUV y el pueblo asuman la defensa del proyecto político, que no es otra cosa que la férrea custodia de nuestra soberanía. “La elección del 20M no es un simple o coyuntural comicio, sino que se transformará en una acción de primer orden en defensa la nación, es asegurar a través del masivo sufragio nuestra independencia y soberanía ante las insistentes pretensiones foráneas e internas de convertirnos nuevamente en sumisas y obedientes colonias.” finalizaba Ameliach ante la satisfacción reflejada en el rostro de José Vicente Rangel que no dudó en elogiar el trabajo encomiable que ha llevado por décadas Francisco Ameliach a favor de las diferentes expresiones de la revolución y que ha plasmado en textos cuyo contenido que se convierten en herramientas fundamentales para la definitiva consolidación del proceso. “Francisco Ameliach es el cerebro en materia electoral del movimiento bolivariano” finalizaba el calificado y experimentado comunicador social. Y esa es la verdad.

La victoria asegurada…


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